Con la creación del Consejo Nacional de CTCi en 2004, se comienza a reemplazar el enfoque de Ecosistema de Innovación por el de CTCi, sin embargo al no producirse una descentralización de todas las agencias asociadas a CTCi como ocurrió con CORFO, este enfoque sigue estando un poco desarticulado a nivel regional y por tanto la Ciencia y el Conocimiento avanzan de manera un poco distanciadas de la Tecnología y la Innovación.

Desde hace décadas, se ha tratado de implementar sistemas de gobernanza para la toma de decisiones en las instancias que impulsan la innovación y la competitividad basada en la triple hélice, es decir, con participación de los actores públicos, privados y generadores de conocimiento.

En el año 2009, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OECD) en su reporte "La Región del Bío-Bío Chile" indica que "en ausencia de socios del sector privado, el modelo de innovación en la Región del Biobío presenta un fuerte enfoque en los gobiernos nacionales y regionales como principales actores. Más allá de fijar metas, financiar investigación básica, y asegurar un ambiente competitivo con un campo de juego bien nivelado y demarcado, el sector público en la región determina las prioridades para la innovación, y es el principal financista de la innovación“.

Luego de 10 años de realizado este informe, se observa que el sector privado sigue subrepresentado en los sistemas de gobernanza regional y hace una baja contribución al gasto en CTCi, siendo este uno de los principales desafíos si el sistema de innovación de Chile o la región del Biobío se comparan con otros más exitosos.

Se destaca la participación que el sector privado tiene en la Gobernanza del Comité de Desarrollo Productivo Regional, continuador del Comité CORFO INNOVA BIOBÍO, creado en 2001, donde el Gobierno Regional y CORFO, han establecido que representantes del sector privado ocupen alrededor de un tercio de las plazas del consejo superior de esta institución, como una forma de resguardar que su quehacer se oriente a dar respuesta a los problemas y desafíos que presenta la región para el fortalecimiento y aumento de la competitividad.

A nivel regional, se podría indicar que durante mucho tiempo las empresas han sido invitadas a innovar, como una política pública que apunta a impulsar la competitividad. Sin embargo la invitación a hacer ciencia y generar nuevo conocimiento ha sido de menor intensidad, además por su naturaleza el proceso plantea resultados más inciertos y horizontes de evaluación mucho más largos, lo que lo hace menos atractivo para las empresas.

La promoción que ha realizado CORFO a las empresas a innovar ha sido mucho más potente que la que realizó durante muchos años CONICYT ha generar nuevo conocimiento que se materialice en paquetes tecnológicos, que luego generen nuevas tecnologías, y estas innovación.

De hecho varias de las líneas de CONICYT avanzaron a apoyar y evaluar cómo los paquetes tecnológicos derivaban en negocios tecnológicos que impacten en sectores productivos.

Tal vez otro hecho que ha dificultado que la empresa se involucre en el desarrollo de ciencia y conocimiento está dado por el fenómeno de captura que se presenta, son las Instituciones de educación superior las que “saben cómo” levantar los proyectos y las que disponen del Capital Humano para su desarrollo.

Entendiendo que quien desee innovar puede hacerlo, buscando tecnología y si no la encuentra podrá ir más atrás y buscar paquetes tecnológicos, conocimiento, incluso concluir que no existen y que deben ser creados.

Sin embargo, el énfasis ha estado en el uso de tecnologías, por que si bien es un proceso con riesgos, estos son mucho menores que los asociados al desarrollo de nuevo conocimiento.

Entonces salvo excepciones las empresas han contribuido a generar innovación y tecnología, pero no ha hacer ciencia que genere conocimiento.

Entonces las IES contribuyen a generar Conocimiento a través de la Ciencia y las empresas a hacer innovación utilizando tecnología que en parte resulta de estos procesos.